miércoles, 9 de diciembre de 2015

Retos, sí, pero con estrella.

No era la estrella más importante del Universo, no era ninguna diva. Nunca había llegado tan lejos, literalmente. Por no tener, ni siquiera tenía nombre. Había nacido en alguna fábrica de China, desde allí había recorrido un mundo que ni conocía ni le importaba hasta llegar a una tienda de barrio y, de allí, a aquel lugar. A su techo. Su nuevo hogar, donde pensaba brillar para toda esa eternidad que a veces dura una infancia y puede que hasta una vida entera.

Formaba parte de un conjunto de constelaciones domésticas en el techo de la habitación de un niño cualquiera. Pero era su niño. Le había tarareado sueños al oído mientras dormía, le había hecho creer que tocar las estrellas era tan fácil como alargar la mano y extender los dedos, y que el secreto de pedir deseos era cerrar los ojos. Que siempre estarían ahí para él. Y había hecho bien su trabajo.

Le había enseñado la lección más valiosa de todas: que cualquier techo puede ser el cielo mientras haya estrellas que contemplar.

Luego, empezaron las preguntas:

-¿Sois los reyes del pasado?

-¿Sois antiguos dragones que murieron?

Y la más triste de todas:

-¿Sois un cementerio?

Aquella noche, esa pequeña estrella de plástico lo supo y fue más estrella que nunca, pensó que podría abarcar todos los techos de todas las habitaciones del mundo. He nacido para darle recuerdos felices a este niño, para que crea que fuimos reyes y dragones, y que, llegado el momento, podremos ser su cementerio.

Había llegado a ese techo para brillar en la oscuridad y se había descubierto ardiendo.

Seremos tus recuerdos,
que arden
como estrellas.

3 comentarios:

  1. Precioso. Has sacado algo hermoso de un trozo de plástico. Siempre miraré con otros ojos las mías.
    (abrazos eléctricos.)

    ResponderEliminar
  2. Me encantan las estrechas en el techo *w* Y el relato es precioso precioso precioso ♥

    ResponderEliminar
  3. Creo que no volveré a ver las estrellas de la misma forma. Incluso las que vienen de China. Sea como sea, siguen brillando. A su manera.

    Precioso relato :)

    ResponderEliminar