lunes, 9 de noviembre de 2015

¡Te duelo a un reto, pardiez!

No nos engañemos entre nosotros, que para eso ya están los políticos que encima cobran por ello.

Esta es, hablando en planta y en el metal precioso que queráis, una manera como cualquier otra de obligaros a haceros con un boli, un lápiz, una pluma de faisán o un teclado de ordenador, y le declaréis la guerra a la página en blanco (que sí, que como metáfora estupenda pero como propósito hace aguas), al sí, bueno, ¿y ahora qué?


Menos esto y más:



Estad atentos. La idea es proponer cada dos semanas un tema aleatorio, una idea peregrina capaz de hacer el Camino de Santiago solo con alguna ampolla que otra, unos toquecitos de pimienta en los espaguetis a la carbonara que son vuestro repertorio literario. Algo que os proporcione una excusa para decir: "Voy a escribir sobre los colibríes en primavera y será EL ACABOSE".

Tal cual.
Sin pretensión ninguna, sin presión. Darse alegremente a ese concepto de la vida y la fiesta que es el lo que surja, y que tantas cosas buenas y malas le ha dado a la humanidad en general, y a alguien que no quería salir de fiesta pero se apuntó a un lo que surja en particular.

El tema de estas dos primeras semanas de vida del blog es... (CHAN CHAN; REDOBLE DE TAMBORES; UN GAITERO, POR FAVOR; QUE ALGUIEN TENGA LA DECENCIA DE SACAR UN UKELELE):

¡Las estrellas!
"¿Somos humanos porque miramos las estrellas
o miramos las estrellas porque somos humanos?"

Sí, querido público, tan general como eso, tan específico como Antares, por ejemplo, (que viene a ser el nombre de la estrella α Scorpii (α Sco / 21 Sco), la más brillante de la constelación de Escorpio con magnitud aparente +1,09 y la decimosexta más brillante del cielo nocturno, según fuentes tan fiables como Wikipedia).

Y, sin más preámbulos, ¡a escribir!
¡Hacedle el harakiri que se merece a esa página en blanco! 
Que huya con las palabras entre las piernas, al menos os reto a que lo intentéis.

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